¿Por qué no hay una marcha del orgullo heterosexual?

Siempre he escuchado repetidamente esta pregunta: en el trabajo, en la facultad e incluso en reuniones con amigxs. “Yo soy heterosexual y no hago ninguna marcha ni salgo a gritarlo a los cuatro vientos”.

No, obvio que no. Porque todo el mundo asume que sos heterosexual, porque nunca viviste tu identidad sexual a escondidas, porque nunca tuviste miedo de contarle a alguien quién realmente sos y a quién amás.

¿Por qué existe la marcha del orgullo LGBTIQ? Porque la esperanza de vida de las chicas travestis no supera los 35 años, porque sufren violencia institucional de todo tipo, la sociedad las expulsa y eso las lleva a estar constantemente en situaciones de riesgo.

Porque las agresiones a personas LGBT siguen pasando y no te tenés que ir muy lejos para verlo. Lo tenés acá, en tu barrio, en tu provincia, en tu país.

Porque hay chicxs en todo el mundo que se suicidan por el bullying que les hacen, porque creen que tienen algo mal, porque lxs rechazan y lxs echan de sus casas.

Porque en setenta y nueve (sí, leíste bien: SETENTA Y NUEVE) países ser gay es ilegal y en ocho de ellos se castiga con la pena de muerte.

Porque Higui fue atacada por ser lesbiana y terminó presa por defenderse de sus agresores. Porque siguen existiendo “violaciones correctivas”.

Porque si camino de la mano con mi novia, siempre hay un pelotudo que nos grita si no queremos hacer un trío o nos dice que nunca probamos una buena pija.

Motivos hay millones. En vez de quejarte porque no existe una marcha del orgullo heterosexual, te invito a acercarte hoy a Plaza de Mayo y charlar con todxs lxs que marchamos llenxs de orgullo y a cuestionarte tus privilegios.